Estaba caminando por un centro comercial, pasando por cada tiendita buscando la academia de inglés. Era mi primer día de trabajo y estaba nervioso.

Decidí que enseñar inglés sería una experiencia interesante en Perú. Entré en una pequeña oficina y me encontré con la directora, una alta señora europea. Ella me explicó que los clientes serán de todas las edades, niños que necesitan ayuda en la escuela, estudiantes universitarios que necesitan aprobar el TOEFL o adultos que buscan mejorar sus habilidades de conversación.

Fue entonces cuando comenzó mi viaje como profesora de inglés. Conocí a una universitaria de la PUCP que quería saber gramática avanzada, conocí en su casa a una anciana a la que le encantaba hablar, conocí a un joven que trabajaba con su libro escolar.

También ayudé durante unos meses en la clase de inglés en una escuela primaria. Los niños cantaban canciones y practicaban hablar en inglés. Me hacían muchas preguntas y se sorprendían mucho de que yo fuera de Disney Land, a pesar de que no vivo cerca de Disney Land.

Es sorprendente cómo los niños pueden aprender un idioma con tanta facilidad. Me interesó mucho descubrir la importancia del vocabulario. Las palabras se conectan entre sí. Si aprendes una palabra podrás conectarla con otra palabra, luego con otra, luego con otra, ¡así es como se forman las oraciones y toda conversación!

Parece que nos complicamos demasiado al aprender un idioma. Para mí, la parte más importante de cualquier habilidad son los conceptos básicos, son la base. Aprender un idioma debería ser sencillo. He simplificado el aprendizaje de inglés en una sola palabra: inmersión.

La inmersión es la forma en que aprendí español y, dado que es posible que no puedas sumergirte si te mudas a un país diferente, te he proporcionado la mejor opción.